Va transcurriendo la semana y lo que hasta ahora era entrenar con cierta solvencia, se empieza a convertir, como así debe de ser, en algo un poco más duro debido a la incorporación de la carrera a pie con " ciertos objetivos". En este último mes la rutina principalmente consistía sólo en nadar y hacer bicicleta a cierta intensidad.
La carrera aunque no del todo abandonada si era muy fugaz y con el objetivo de correr tres días por semana 60 minutos sin complicaciones. Tras este pequeño parón en la carrera por culpa de un ligamento de la cadera, toca sumar volumen de carrera y empezar a tocar zonas de intensidad elevadas.
Aprovechando que la potencia aeróbica y capacidad anaeróbica tanto en la natación como en la bici si que han formado parte de la preparación, un par de semanas las dedicaré a la adaptación biomecánica de la carrera.
Sin ir más lejos hoy tras la bici tocaba tras dos horas de series en bici, una transición de 15 km a pulsaciones bajas. Mi principal preocupación consistía al empezarla, en no tener dolor a la altura de la cadera, para lo que me fui al Paseo del Agua entre O Burgo y Cecebre aprovechando que la pista es de tierra blanda. Al poco de empezar se me había olvidado ese objetivo, pudiendo poner cada vez un ritmo más elevado, para mi sorpresa, sin aumento considerable en la pulsaciones y todo producto de estos dos meses en los que se ha visto reforzada la potencia aeróbica en las otras dos disciplinas.
Lo mejor de esta semana, las sesiones de carrera dobles, y la bici del Martes de 115 km (105 km + 10 vuelta a la calma) con una sesión de pesas en tren inferior 12 horas antes y la propina de la tarde de 4000 mts en menos de 58 min en piscina de 50 mts.
En fin, aunque para esta primera parte de la temporada la solvencia en carrera sea sinónimo de ritmo constante y resistencia cada vez tengo más ganas de saltarme el guión e intentar correr a mi ritmo habitual de carrera, pero... hay que aguantarse...
